miércoles, 25 de agosto de 2010

Terror

La verdad tenía ganas de salir, estaba esperando para escuchar ese disco de Jello Biafra que había dejado por la mitad cuándo llegué a la casa. Abrí la puerta del ascensor y prendí el mp3. No sé como se me soltó de la mano. Me congelé al igual que todo a mi alrededor y mientras el aparato flotaba lentamente hasta que por fin cayó. Y rebotó. Una, dos, tres veces. Y yo pensaba: se cae por el agujero. Se cae, se cae nomás. Se cayó. Lo escuché bajar los 7 pisos: tuc tuc tuc, golpeaba contra las paredes. No me pude subir hasta que no llegó al fondo, en dónde lo vi una vez abajo, todavía prendido el pobre, y todavía absorta por lo que había pasado, me quedé ahí unos momentos, mirando las lucecitas azules hasta que se apagaron. Entonces me arrastré hasta la puerta. Resignada, abatida. Afuera sólo escuché silencio. La calle me pareció acelerada. El mundo, injusto. Y la vuelta a casa, eterna.


Publicado en el Primer Fanzípedo

2 comentarios:

pes zoluble dijo...

buenisimo! (lamento lo de tu mp3...pero valio la inspiración)

Jazcho dijo...

jajja, si. Después lo recuperé por suerte. Un par de teclitas le faltan, pero funciona (: