viernes, 3 de septiembre de 2010

Un trámite

Me tenía que sacar sangre, y la cosa es que pensaba ir a las 9 de la mañana, entonces mas o menos a las 5 de la tarde empecé el ayuno.
Hoy a las 9 sonó el despertador, me percaté de que estaba lloviendo y en seguida concluí que ni en pedo me levantaba teniendo la opción de acercarme al laboratorio hasta las 4 de la tarde, por lo que seguí durmiendo hasta las 12 y media (si, ya se, soy un cerdo).
La cuestión es que me fui caminando hasta el lugar, que queda en Libertador y Echeverría, y me sacaron sangre, todo pipi cucú. El problema fue cuándo salí de la sala de extracciones y mientras la recepcionista buscaba la orden de la médica que le había pedido para sacar su dirección, empecé a ver puntitos. Un montón. Y de repente, se me nubló la vista, me senté y después NEGRO. De a poco empecé a sentir un sudor frío en el cuerpo y nauseas.
Para cuándo volvió la recepcionista la vista la había recuperado, pero le pedí que me esperara un momentito porque me sentía un poquito mareada.
La chica, que no debe ser ajena a este tipo de cosas, enseguida llamó a la enfermera, quién vino corriendo con un Gatorade que tomé mientras le contaba lo que me había pasado. lentamente me fui recuperando y decidí moverme hasta un desayunador que hay en el lugar y comerme un alfajor que me habían dado antes de sacarme sangre. El tema es que cuándo me paré empecé a marearme de nuevo y me volví a sentar. Entonces, la enfermera llamó a la médica del lugar, que me preguntó que pasaba y me dijo que me iban a llevar a un box. Para ese entonces yo ya había perdido la vista de nuevo y a eso se le había agregado un zumbido que escuchaba de manera constante.
En ese momento pensé que me iba a desmayar y tenía mucho miedo de despertarme en alguna cínica desconocida, pero por alguna razón, cuándo un tercer enfermero me sostuvo las piernas en alto para que me subiera la presión, mi foco pasó a ser un agujerito que tengo en la media y qué vergüenza si se veía (¿?). Mientras, la otra enfermera me tiraba aire y la médica me tomaba la presión y yo me sentía una pendeja de mimada.
De a poco fui recuperando la compostura (si, ahora tenés mas colorcito, me dijeron) y después de comerme el alfajorcito y tomar un poco mas de gatorade, me dejaron ir bajo la promesa de volverme en taxi a casa. Y eso hice, pero hasta lo de mi mami, que me recibió con una banana en la mano (tomá, comé esto que tiene potasio).
Y así concluyó mi aventura del día de hoy. Resulta que me pasé con el ayuno y me bajó el azúcar, y por eso todo el circo de la visión (o falta de ella). Un bajón.

Y no, no me da miedo sacarme sangre lo juro y lo recontra juro.


3 comentarios:

Esto es... dijo...

verguenza deberia darte

Laura Blanes dijo...

a mí me pasó lo mismo pero con una inyección, mucho más tonto aún porque ¿a quién le puede impresionar una inyección?

pero entre el dolor y mi madre describiendo todo el proceso, admirada por el tamaño de la aguja
terminé así como vos...

Jazcho dijo...

Nos falló el inconsciente, definitivamente.